martes, 9 de marzo de 2010

Fairchild Republic A-10 Thunderbolt II

The A-10 Thunderbolt II is an American single-seat, twin-engine, straight-wing jet aircraft developed by Fairchild-Republic for the United States Air Force to provide close air support (CAS) of ground forces by attacking tanks, armored vehicles, and other ground targets with a limited air interdiction capability. It is the first U.S. Air Force aircraft designed exclusively for close air support.
The A-10 is designed around the GAU-8 Avenger, a heavy automatic cannon which forms the aircraft's primary armament. The aircraft's hull incorporates over 900 lb (410 kg) of armor and is designed with survivability in mind, with protective measures in place which enable the craft to stay aloft even after significant damage.
The A-10's official name comes from the Republic P-47 Thunderbolt of World War II, a fighter that was particularly effective at close air support. The A-10 is more commonly known by its nickname "Warthog" or simply "Hog". As a secondary mission, it provides airborne forward air control, guiding other aircraft against ground targets. A-10s used primarily in this role are designated OA-10. The A-10 is expected to be replaced in 2028 or later.

lunes, 8 de marzo de 2010

Call of Duty Modern Warfare 2:

Veni, vidi, vici. Infinity Ward ha demostrado que la espera ha merecido la pena, dos años después de lanzar el que es considerado por muchos el mejor shooter de los últimos años, Modern Warfare. Las expectativas no eran para nada sencillas de cumplir; superar un juego tan intenso como Call of Duty 4 –un auténtico punto de inflexión en la saga- , y un juego online tan absorbente que ha ofrecido cientos de horas a jugadores de todo el mundo, son palabras mayores. Pero el estudio lo ha conseguido, no sin algún pequeño aspecto a mejorar, y Modern Warfare 2 no decepcionará a nadie.

En primer lugar, Modern Warfare 2 es acción y espectacularidad. No esperábamos menos, y aunque es discutible si la guionización del desarrollo es más o menos visible –que lo es, y no lo esconde en ningún momento-, no se puede negar que el resultado es más que efectivo. Esta clara inspiración cinematográfica que sentó como base el primer Modern Warfare ha sido seguida por muchos otros títulos, pero nadie mejor que Infinity Ward para superarse.

Tras un pequeño tutorial que nos refresca –o enseña por primera vez, si es el caso- los controles básicos y movimientos esenciales del juego, la acción parte a un territorio hostil como es Afganistán. Rutas en jeep, callejones repletos de milicianos, y muchas sorpresas que apenas son la punta del iceberg de una aventura que nos llevará a diversas localizaciones, entre las que caben destacar las montañas heladas en Kazakhstan, las peligrosas favelas de Río de Janeiro, Rusia o los atentados en territorio americano. Sin embargo, una de las misiones más sorprendentes –y polémicas- que no vamos a desvelar tiene lugar en un aeropuerto, protagonizada por Vladimir Makarov, el villano de esta entrega, que dará bastantes quebraderos de cabeza a Task Force 141 -el grupo que luchará contra estos terroristas globales- protagonizado por nuevos héroes y algunos viejos conocidos del primer Modern Warfare. Ciertamente, la historia se ajusta como un guante a lo que se espera de un juego de acción; no pasará a la historia como una de las grandes, pero sirve de disculpa para el marco de conflicto mundial que llegará hasta el mismísimo corazón de los Estados Unidos.

Modern Warfare 2 recoge lo mejor de la primera entrega y multiplica por diez la grandilocuencia de las situaciones. Esta guerra orquestada es por momentos un caos de acción, explosiones –casi todos los vehículos que arden acaban creando daño, que podemos usar en nuestro beneficio- y en numerosas ocasiones, repleta de civiles o rehenes a los que evitar disparar. La acción no cesa en prácticamente ningún momento, y decimos prácticamente porque hay algunas situaciones en las que nos interesará más el sigilo y las muertes silenciosas para no encender la alarma y ser objeto de balazos y mordiscos de perro. Pequeñas dosis de tensión que muchas veces son bien agradecidas entre tanto ruido.

Los objetivos en el modo campaña son claros en todo momento, como seguir a un superior, ir a un punto concreto para realizar una tarea determinada o salvar a un grupo de secuestrados, todo ello indicado por señalizaciones visuales que no interfieren en la partida. Esta linealidad está más o menos oculta bajo el bombardeo incesante de la guerra, objetos destructibles y bastantes lugares en los que parapetarse con los movimientos de cobertura –agacharse o tumbarse-. El avance pocas veces da opciones diferentes o caminos alternativos, aunque no por ello el escenario es "un pasillo" ni resta sensación de estar realmente en un mundo real. Una de las misiones más divertidas –aunque no la más espectacular- tiene lugar en una gran zona con varios restaurantes y hamburgueserías, en la que en una gran zona debemos ir y venir entre diferentes edificios según lo requiere la situación, mientras helicópteros, tanques y oleadas de terroristas destrozan el terreno hasta dejar lo que debió ser una bonita zona de descanso en una auténtica escombra. Esta misión resume por sí sola las virtudes que hacen de Modern Warfare 2 uno de los más grandes del género: acción, variedad de situaciones, espectacularidad y una ambientación soberbia. Tampoco hemos encontrado los famosos puntos de "enemigos infinitos", criticados en la primera entrega, lo que se traduce por una mayor satisfacción al eliminar terroristas –dejan de ser una molestia-. Sus posiciones de inicio tras una muerte pueden ser diferentes, y su inteligencia los hace buscar escondites desde los que atacar.